a) Hay necesidad de
signos de puntuación en la escritura, porque sin ellos podría resultar dudoso y
oscuro el significado de las cláusulas. Los que se usan en castellano son
estos: coma (,), punto y coma (;), dos puntos (:), punto final (.), puntos
suspensivos (...), principio de interrogación (¿), fin de interrogación (?),
principio de admiración (¡), fin de admiración (!), paréntesis ( ), diéresis o
crema ( ¨ ), comillas (« »; "), guión (-), raya (—), dos rayas (= ). La
coma, los puntos y paréntesis indican las pausas más o menos cortas que en la
lectura sirven para dar a conocer el sentido de las frases; la interrogación y
la admiración denotan lo que expresan sus nombres, y la segunda, además, queja,
énfasis o encarecimiento; la diéresis sirve en unos casos para indicar que la u
tiene sonido (§ 1.8.1A, 2.°) y en otros se puede emplear para deshacer un
diptongo; las comillas señalan las citas, o dan significado especial a las
palabras que compreenden; el guión es signo de palabra incompleta; la raya lo
es de diálogo, o de separación de palabras, cláusulas o párrafos; las dos rayas
solo se usan ya en las copias para denotar los párrafos que en el original van
aparte.
b) De la coma. 1.° El nombre en vocativo llevará una coma detrás de sí cuando
estuviere al principio de lo que se diga, y en otros casos la llevará antes y
después; p. ej.: ¡Cielos, valedme!; Julián, óyeme; Repito, Julián, que oigas lo
que te digo.
2.° Siempre que en lo escrito se empleen dos o más partes de la oración consecutivas
y de una misma clase, se separarán con una coma para que al leerlas haya de
hacerse una leve pausa que separe su sentido, a excepción de los casos en que
mediare alguna de las conjunciones y, ni, o; como Juan, Pedro y Antonio; sabio,
prudente y cortés; vine, vi y vencí; NI el joven NI el viejo; bueno, malo o mediano.
3.° Dividense con ella los varios miembros de una cláusula independientes entre
sí, vayan o no precedidos de conjunción: Todos mataban, todos se compadecían,
ninguno sabía detenerse; Al apuntar el alba cantan las aves, y el campo se
alegra, y el ambiente cobra movimiento y frescura.
4.° Cuando una oración se interrumpe, ya para citar o indicar el sujeto o la
obra de donde se ha tomado, ya porque se inserta como de paso otra que aclara o
amplía lo que se está diciendo, tales palabras, que suspenden momentáneamente
el relato principal, se encierran entre dos comas; v. gr.: La verdad, escribe
un político, se ha de sustentar con razones y autoridades; Los vientos del sur,
que en aquellas abrasadas regiones son muy frecuentes, ponen en grave conflicto
a los viajeros.
5.° Por igual motivo suelen ir precedidas y seguidas de coma las expresiones
esto es, es decir, en fin, por último, por consiguiente, sin embargo, no obstante
y otras parecidas: La enfermdad parece grave, es decir, más grave de lo que esperábamos:
Tales incidentes, sin embargo, no se repitieron por entonces.
6.° Cuando se invieste el orden regular de las oraciones de la cláusula, adelantando
lo que había de ir después, debe poner-se una coma al fin de la parte que se
anticipa; v. gr.: Donde interviene conocerse las personas, tengo para mí,
aunque simple y pecador, que no hay encantamento alguno. Como el orden regular
de este ejemplo de Cervantes, Quijote, I, 37, seria: No hay encantamento alguno
donde interviene conocerse las personas, importa para la claridad que se haga
una breve pausa en personas, la cual se indica con la coma. Pero es de advertir
que en las transposiciones cortas y muy perceptibles no se ha de poner esta
señal.
c) Del punto y coma. 1.° Cuando los miembros de un período constan de más de
una oración, por lo cual o por otra causa llevan ya alguna coma, se separarán
con punto y coma unos 6 otros; por ejemplo: Vinieron los aquilones de
noviembre, glaciales y recios; arrebataron sus hojas a los árboles, llevándolas,
ya rodando por la tierra, ya volando entre nubes de grueso polvo. se guareció
el rabadán en su cabaña, y el labrador en su alquería; la nieve, descendiendo
espesa sobre el monte y el valle, borró los matices del suelo, toda la variedad
riquísima de la Naturaleza.
2.° En todo período de alguna extensión se pondrá punto y coma antes de las
conjunciones adversativas mas, pero, aunque, etc.; verbigracia: Salieron los
soldados a media noche y anduvieron nueve horas sin descansar; pero el fatal
estado de los caminos malogró la empresa. Cuando la cláusula sea corta, bastará
una simple coma antes de la conjunción; como en Vendrá, pero tarde; Lo hizo,
aunque de mala gana.
3.° Siempre que a una oración sigue, precedida de conjunción, otra oración que,
en orden a la idea que expresa, no tiene perfecto enlace con la anterior, hay
que poner al fin de la primera punto y coma, según lo aclarará el ejemplo
siguiente: Pero nada bastó para desalojar al enemigo, hasta que se abrevió el
asalto por el camino que abrió la artilleria; y se observó que uno solo, de
tantos como fueron deshechos en este adoratorio, se rindió a la merced de los
españoles (Solís, Historia de Nueva España, III, 7). Si después de la palabra
artilleria solo se pusiese coma, la oración y se observó, etc., vendría regida
de la preposición hasta y cambiaría el sentido.
d) De los dos puntos. 1.° Cuando se sienta una proposición general y en seguida
se comprueba y explica con otras oraciones, se la separa de estas por medio de
los dos puntos; como, por ejemplo: No aflige a los mortales vicio más
pernicioso que el juego: por él gentes muy acomodadas han venido a parar en la
mayor miseria, y aun en el patíbulo; por él, además del caudal, pierde el
hombre la vengüenza y hasta la estimación de sí propio.
2.° Cuando a una o varias oraciones sigue otra que es consecuencia o resumen de
lo que antecede, esta se ha de separar con dos puntos, como en el ejemplo que
sigue: Aquel que por sus riquezas y esplendor fue tan aplaudido como envidiado
cuando entraba triunfante por las puertas de Constantinopla, y cuyo nombre era
respetado y temido desde la capital del Imperio hasta el confín de los arenales
de la Líbia, murió ciego, pobre, olvidado y mendigando su alimento de puerta en
puerta:¡raro y espantoso ejemplo de las vicisitudes de la fortuna!
3.° En los decretos y sentencias, bandos y edictos se ponen dos puntos al final
de cada motivo o fundamento de la resolución, aunque estos van en párrafos
distintos y principian con letra mayúscula. En certificaciones y memoriales
también se ponen dos puntos antes de ciertos párrafos con letra inicial
mayúscula.
4.° Citando palabras textuales, se han de poner dos puntos antes del primer
vocablo de la cita, el cual suele principiar con mayúscula; v. gr.: Cicerón en
sus Oficios dice a este propósito lo siguiente: No hay cosa que tanto degrade
al hombre como la envidia.
5.° También se emplean los dos puntos después del Muy señor mío y otras
expresiones semejantes con que se suele dar principio a las cartas; v. gr.: Muy
señor mío: Sirvase usted tomar a su cargo, etc.; Amigo mío: En contestación a
la estimada de usted, etc.
e) Después de los dos puntos se escribe indistintamente con letra mayúscula o
minúscula el vocablo que sigue.
f) Del punto. 1.° Se pone punto cuando el período forma sentido completo, en
términos de poderse pasar a otro nuevo sin quedar pendiente la comprensión de
aquel. Es la mayor pausa sintáctiva que la ortografia señala. En la lectura, la
duración de la pausa indicada por el punto puede variar más o menos, según el
sentido y la interpreteación del lector; pero en todo caso, es mayor que la que
señalan la coma y el punto y coma.
En la escritura, se le llama punto y seguido (o punto seguido), cuando el texto
continúa inmediatamente después del punto en el mismo renglón, o en el siguiente
sin blanco inicial; y punto y aparte (o punto aparte), cuando termina párrafo,
y el texto continúa en otro renglón más entrado o más saliente que los demás de
la plana. Por último, punto final es el que acaba un escrito o una división
importante del texto (parte, capítulo, etc.).
2.° Resta advertir que en toda clase de escritos suelen hacerse después del
punto final ciertas separaciones o divisiones llamadas párrafos, cadauna de las
cuales ha de empezar en renglón distinto de aquel en que acabe el anterior, y
más adentro que las otras líneas de la plana. Deben principalmente usarse tales
divisiones cuando se va a pasar a diverso asunto, o bien a considerar el mismo
desde otro aspecto.
g) De los puntos suspensivos. 1.° Cuando conviene al escritor dejar la oración
incompleta y el sentido suspenso, lo denota con los puntos suspensivos; v. gr.:
Él concitó la plebe contra los patricios; él acaudilló y juramentó a los mozos
más corrompidos y perversos de la República para subvertila con su auxilio; él
subornó con oro y con promesas... Pero ¿a qué repetir lo que a todos es
notorio?
2.° Si en una cláusula de completo sentido gramatical se necesita pararse un
poco, expresando temor o duda, o para sorprender al lector con lo inesperado de
la salida, se indicará la pausa con puntos suspensivos; v. gr.: ¿Le diré que ha
muerto su padre?... No tengo valor para tanto; Se citó a junta, distribuyéronse
centenares de esquelas, y llegamos a reunirnos... cuatro personas.
3.° También se usan dichos puntos cuando se copia algún texto o autoridad los
cuales no hace al caso insertar integros, indicando así lo que se omite.
h) De la interrogación y la admiración. 1.° Los signos de interrogación y de
admiración se ponen al principio y al fin de la oración que deba llevarlos: ¿Dónde
estás?; ¿A qué vienes?; ¿Te veré mañana?; ¡Qué assombro!; ¡Ay de mí!
2.° Si las oraciones con interrogación o admiración son varias, breves y seguidas,
no hay necesidad de que, exceptuada la primera, empiecen con mayúscula: ¿Dónde
has estado?, ¿qué has hecho en tantos dias?, ¿como no te pusiste en caminho,
así que recibiste mi carta?; ¡Cuánto engaño!, ¡cuánta perfidia!, ¡qué impudencia!
3.° Cuando lo escrito después de la interrogación o la admiración fuere complemento
de la pregunta o de la frase admirativa, no comenzará con letra mayúscula:
¿Digo yo que no tengas razón?, contestó Blas a Diego; ¡A las armas!, gritaron
todos.
4.° El signo de principio de interrogaciõn o admiración se ha de colocar donde
empieza la pregunta o el sentido admirativo, aunque allí no comience el
período; v. gr.: Privado del racional discurso, ¿que es el hombre sino una
criatuva desvalida, inferior a los brutos? Y si la caprichosa fortuna lo encumbra
en alto puesto, ¡cuántas lágrimas y ruina y sangre le cercarán en torno!
5.° El signo de principio de interrogación o admiración refleja el movimiento
de la entonación en las frases de este tipo, da claridad a la escritura, y no
debe suprimirse por imitar, con mal acuerdo, la ortografia de lenguas extranjeras,
que solo usa el signo final.
6.° Hay cláusulas que son al par interrogativas y admirativas, y en ellas podrá
ponerse nota de admiración al principio y de interrogación al fin, o viceversa:
¡Que esté negado al hombre saber cuándo será la hora de su muerte? ¿Qué persecución
es esta, Dios mio!
i) Del paréntesis. 1.° Cuando se interrumpe el sentido y giro del discurso con
una oración aclaratoria o incidental y esta es larga o tiene conexión escasa
con lo anterior, se encierra dentro de un paréntesis, como en el siguiente
ejemplo: Acostados todos en un género de lechos que rodeaban la mesa (pues los
romanos comían tendidos y soslayado el cuerpo sobre el codo izquierdo), empezó
a echarles en cara la tibieza de su fe, etc.
2.° En este ejemplo se ha puesto como después del paréntesis porque allí
finaliza el miembro del periodo con que va unida la oración comprendida en el
paréntesis; y al fin de él o dentro se ha de usar, además, la pontuación que la
cláusula necesitare. Cuando el paréntesis termine la cláusula de que depende,
el punto final irá fuera.
3.° En las obras dramáticas suele encerrarse entre paréntesis lo que los
interlocutores dicen aparte. Para que tales paréntesis no se confundan con
otros convendría valerse de los rectangulares, en esta forma [ ], que algunos
impresores usaban en el siglo pasado. El punto final de los apartes va colocado
dentro del paréntesis.
4.° Empléase también el paréntesis curvo para encerrar en él noticias o datos
aclaratorios, explicaciones de abreviaturas, etc.; y el rectangular, para indicar
en la copia de códices o inscripciones lo que falta en el original y se suple
conjeturalmente. Ejemplos: El hijo del rayo de guerra, Carlos V (D. Juan De
Austria); Perdió Boabdil a Granada en la hégira 897 (1492); Imp(eratori)
Caes(ari) [Nervae] Traiano [Aug(usto)] p(ontifici) m(aximo). etc.
1.8.6 De la diéresis o crema. — El uso de la diéresis solo es preceptivo para
indicar que ha de pronunciarse la u en las combinaciones gue, gui: pingüe,
pingüino, argüir /ar.gu.ír/. Véase el § 1.8.1A, 2.°. Queda a salvo el uso discrecional
cuando, por licencia poética o con otro propósito, interese una pronunciación
determinada 50.
1.8.7 De las comillas. — a) Para distinguir las palabras sobre las cuales
quiere el que escribe llamar particularmente la atención del lector, se sublayan
en lo manuscrito; y en lo impreso se ponen de letra cursiva, y a veces con
versales u otras que resalten por su figura o su tamaño. Se practica lo mismo
con las voces o citas en idioma extranjero, con el texto literal de citas en
castellano, con los títulos de libros y con las dicciones y cláusulas que en
las obras de enseñanza y otras se ponen por ejemplo. Mas cuando las cláusulas
de este género tienen alguna extensión o llenan varias líneas, se les suelen
poner comillas inversas al principio de cada uno de los renglones que ocupan;
v. gr.: Dice un escritor célebre: «El hombre tiene aptitud, por su naturaleza,
para habitar en todos los países del mundo: en los arenales del desierto, en
los montes más encumbrados, en los climas polares puede vivir y propagarse. No
así los animales, que, sujetos a más estrechos límites, perecen fuera de ellos
o arrastran vida penosa.»
b) Las comillas simples (‘ ’ o , ’) se usan al principio y ao final de una palabra
o frase incluidas como cita o puestas de relieve dentro de un texto entrecomillado
más extenso. También se emplean para indicar que una palabra está usada en su
valor conceptual o como definición de otra, ejemplo: espiar ‘acechar’.
1.8.8. Del guión. — a) Cada vocablo de por sí, ya simple, como guardia, poner,
ya compuesto, como salvaguardia, reponer, se ha de escribir aislado, o con
entera separación del que le preceda o siga. Sin embargo, en la escritura hay
necesidad muchas veces de dividir una palabra, y entonces se ha de observar lo
siguiente:
b) Cuando al fin del renglón no cupiere un vocablo entero, se escribirá solo
una parte, la cual siempre ha de formar sílaba cabal. Así, las palabras
con-ca-vi-dad, pro-tes-ta, sub-si-guien-te, podrán dividirse a fin de renglón
por donde señalan los guiones que van interpuesto en dichas voces, mas no de
otra suerte.
c) Esto no obstante, cuando un compuesto sea claramente analizable como formado
de palabras que por sí solas tienen uso en la lengua, o de una de estas
palabras y un prefijo, será potestativo dividir el compuesto separando sus componentes,
aunque no coincida la división con el silabeo del compuesto. Así, podrá
dividirse no-sotros o nos-otros, de-samparo o des-amparo.
d) Como cualquiera diptongo o triptongo no forma sino una sílaba, no deben
dividirse las letras que lo componen. Así, se escribirá gra-cio-so, tiem-po,
no-ti-ciáis, a-ve-ri-güéis.
e) Cuando la primera o la última sílaba de una palabra fuere una vocal, se
evitará poner esta letra sola en fin o en principio de línea.
f) Cuando al dividir una palabra por sus sílabas haya de quedar en principio de
línea con h precedida de consonante, se dejará esta al fin del reglón y se comenzará
el siguiente con la h: al-haraca, in-humación, clor-hidrato, des-hidratar.
g) En las dicciones compuestas de preposición castellana o latina, cuando después
de ella viene una s y otra consonante además, como en constante, inspirar,
obstar, perspicacia, se han de dividir las sílabas agregando la s a la
preoposición y escribiendo, por consiguiente, cons-tan-te, ins-pi-rar, obs-tar,
pers-pi-ca-cia.
h) La ch y la ll, letras simples en su pronunciación y dobles en su figura, no
se desunirán jamás. Así, co-che y ca-lle se dividirán como aquí se ve. La erre
(rr) se halla en el mismo caso, y por ello debe evitarse separar los dos signos
de que consta, que habrán de ponerse de esta manera: ca-rre-ta, pe-rro.
i) Cuando los gentilicios de dos pueblos o territorios formen un compuesto
aplicable a una tercera entidad geográfica o política en la que se han fundido
los caracteres de ambos pueblos o territorios, dicho compuesto se escribirá sin
separación de sus elementos: hispanoamericano, checoslovaco, afroantillano. En
los demás casos, es decir, cuando no hay fusión, sino oposición o contraste
entre los elementos componentes, se unirán estos con guión: franco-prusiano, germano-soviético.
1.8.9 De la ortografia de las palabras extranjeras. — Los nombres propios extranjeros
se escribirán, en general, sin ponerles ningún acento que no tengan en el
idioma a que pertenecen; pero podrán acentuarse a la española cuando lo
permitan su pronunciación y grafía originales: Schlegel o Schlégel, Wagner o
Wágner, Schubert o Schúbert; Lyon o Lyón, Windsor o Wíndsor. Si se trata de
nombres geográficos ya incorporados a nuestra lengua o adaptados a su fonética,
tales nombres no se han de considerar extranjeros y habrán de acentuarse gráficamente
de conformidad con las leys generales: París, Berlín, Turín, Nápoles, Támesis.
1.8.10 De la raya. — 1.° Este signo se emplea en los diálogos, como puede verse
en el ejemplo siguiente: Maravillado el capitán del valor de aquel soldado, le
mandó venir a su presencia y le dijo: —¿Cómo te llamas? — Andrés Pereda,
contestó el valiente. — ¿De dónde eres? — De Castilla. — ¿De qué pueblo? — De
Bercimuel.
2.° Empléase también al principio y al fin de oraciones intercalares completamente
desligadas, por el sentido, del período en que se introducen: Los
celtíberos —no siempre habían de ser juguetes de Roma— ocasionaron la muerte de
los dos Escipiones.
3.° Sirve asimismo para indicar la palabra que se ha de entender suplida dentro
de un mismo renglón; ejemplo: Sanar de la enfermedad. —por ensalmo. Secar al
aire. —con un paño. Seguir con la empresa. —de cerca. —en el intento. —para
Cádiz, etc.
O en renglones diferentes, como en el índice alfabético de un libro:
Verbos: intransitivos.
— transitivos.
— irregulares.
— regulares.
1.8.11. De las dos rayas. — Este signo se usaba para dividir algunas palabras
compuestas; actualmente se emplea solo en las copias, para denotar que en el
original se pasa a párrafo distinto.
1.8.12. De otros signos auxiliares. — a) Apóstrofo (‘ ). Solía emplearse antiguamente,
sobre todo en poesía, colocado a la mayor altura de los palos de las letras,
con el fin de indicar la omisión o elisión de una vocal: d’aquel, por de aquel;
l’aspereza, por la aspereza; qu’es, por que es. Recientemente, y para evitar
dudas al lector, se ha restablecido en algunas reimpresiones de obras antiguas,
donde palabras de esta clase aparecen como si fuera una sola; v. gr.: daquel,
laspereza, ques.
b) Párrafo (§). Sirvió en lo antiguo para distinguir los diversos miembros de
un escrito, y como signatura de pliegos impresos. Ahora se emplea en los
libros, seguido del número que corresponda, para indicar divisiones internas de
los capítulos: § 12, § 13, etc.
c) Calderón ( ¶ ). Tuvo antiguamente los mismos oficios que el signo anterior.
Ahora se emplea en lo impreso para señalar alguna observación especial.
d) Asterisco ( * ). Es una estrellita que se pone sencilla, doble o triple en
ciertas palabras del texto, como llamada a nota que en el margen o al pie de la
plana va encabezada con el mismo signo. Para igual fin se emplean letras,
números, cruces, etc., en vez de asteriscos. En obras de lingüística se coloca
delante de las formas cuya existencia se supone sin estar documentada.
e) Llave o corchete ( {} ). Su oficio es abrazar diversas partidas en una
cuenta, varios miembros en un cuadro sinóptico, etc., que deben considerarse
agrupados y unidos para determinado fin. f) Manecilla - Puesta al margen o en
el texto de un escrito, da a entender que lo señalado por ella es particularmente
útil o interesante.